miércoles, 3 de febrero de 2016

Historias en un tren

Voy a aprovechar esta entrada para hablaros a parte de cosas curiosas que me han pasado o he visto en el transporte público para hacer un poco de crítica a éste y desahogarme, ya que me paso media vida en él y deja mucho que desear.

Impuntualidad y frecuencia
Dejando a parte las vagas de autobuses, de ferrocarriles, tranvía y metro que nos joden la existencia a los que los necesitamos para ir a trabajar y/o estudiar, hay que hablar de la frecuencia con la que pasan y los retrasos que tienen. Yo os voy a hablar concretamente de el autobús que va de mi pueblo a Barcelona, él es el culpable al 99% de que me vaya a vivir a Barcelona para no tener que cogerlo tan a menudo. Este autobús, pasa habitualmente cada 30 minutos entre semana, los fines de semana ya es otra historia, el problema es que puede llegar a pasar tranquilamente con 15 minutos de retraso y que si tu calculabas llegar a Barcelona con un margen de tiempo para combinar con otro transporte ya sea metro o otro bus y tienes que esperar el otro, el trayecto y demás, vas seguro y ¿Qué pasa? Que llegas 15minutos más tarde, el margen de tiempo se va a la mierda y te toca correr e ir agobiado. No es que yo viva en Narnia, que de mi pueblo a Barcelona en bus solo hay 20-30 minutos, dependiendo del tráfico y los posibles accidentes, si al retraso de 15 minutos le sumas una caravana, despídete de ser puntual. ¿Qué hacemos los que sabemos esto y cogemos habitualmente el bus? Coger el anterior al que necesitas, esto provoca que si quedas con tus amigos y el bus va medianamente bien pierdes media hora de tu vida esperándoles muerto del asco, o eso o llegas estrepitosamente tarde seguro.
Por no hablar de que a las 22.30h acaba tanto el tren que llega a mi pueblo como el bus y me quedo mas tirada que una colilla en Barcelona, esperando al primer autobús nocturno que pasa a la 1.15h y que no llega a mi pueblo mínimo hasta las 2.30h (1.15h) recordemos que he dicho que el autobús diurno tarda máximo 30minnutos en llegar. Así que olvídate de irte a dormir pronto, como tengas una cena en Barcelona, la has cagado. Si además decides ir a tomar algo o en mi caso que voy a menudo a la tele y igual salgo a las 00.30h y no llego al centro de BCN porque el plató está en otro pueblo, me toca esperarme nada más y nada menos que a las 4.07h que es el segundo y último autobús nocturno, o eso o mendigar y quedarte en casa de algún amigo a dormir, conozco más camas de Barcelona ya... gracias queridos amigos por acogerme.

Historias
Ahora si, vamos a las historias, como habréis comprobado me paso media vida en el transporte público, de hecho ahora mismo estoy en el bus, así que he visto muchas cosas curiosas y me ha pasado de todo, hay épocas en que casi vivo en él. Antes me maquillaba en el bus y al llegar al metro sacaba el tupper y a comer se ha dicho.

La primera historia pasó hace varios años, iba yo en el tren, de camino a Barcelona, no es tan frecuente que lo coja porque lo odio más que al bus, si cabe, está mucho más lejos de m casa, tarda 50 minutos en llegar a Barcelona y hay franjas horarias en las que sólo pasa un tren por hora. Iba yo con una amiga hablando de nuestras cosas, creo recordar que hablábamos de su novio o del mío o posiblemente del de otra amiga y la historia era muy interesante por lo visto, ya que los que estaban sentados al lado no disimularon su interés por ella y se pusieron a escuchar sin más, nosotras que nos dimos cuenta, empezamos a exagerar e inventarnos cosas sobre a relación y ellos no podían disimular su gran sorpresa en el giro de la historia, de hecho cuando nos bajamos se quedaron un poco “chof” sin saber como acababa aquella historia de telenovela.

La segunda, se parece un poco a la primera y es que veníamos de un fin de semana de desenfreno con mis amigos en una casa solos, alcohol... podéis imaginarlo, y la señora de al lado empezó a prestar mucha atención a nuestras anécdotas así que empezamos a decir “mira!!” y señalar fuera de la ventana mientras el resto decía “walaa siiii es verdaad!” o cosas pro el estilo y la señora loca mirando a todos no conseguía ver nada.

La tercera historia es un poco escalofriante y reciente, a finales del año pasado iba yo en la Renfe tranquilamente cuando un señor de edad avanzada se sentó en los asientos del lado de los míos y empezó a hablarme, yo al principio no le hacía mucho caso pero él insistía que si cómo te llamas (creo que no logró entender mi nombre, para su edad es difícil asumir que alguien se llame Purpu porque no lo ha oído antes y no podía recuperar la información”. No paraba de interesarse en que estaba haciendo, que escribía (estaba preparando un juego para fin de año), que se lo leyera, después se sentó delante de mi y me dijo “no te importa, no?” que le voy a decir si el tren es de todos... entonces empezó a piropearme, que si que ojos más bonitos, menuda mirada... (egsss poto!!!) y me dijo “que no te voy a hacer nada... si tu no quieres" (¿¿PERDONAAAAA??) y también me dijo "si tuviese 20 años menos..." y yo pensé "seguirías siendo un viejo para mi", lo peor de todo fue que me dijo “mírame un momento, tu no te acuerdas pero nos conocemos, nos hemos visto antes” (PUTO LOCO) lo peor de todo es que por un momento sentí un escalofrío y mi mente buscaba desesperadamente un recuerdo de ese hombre, incluso llegué a pensar que podía conocerlo de “otra vida” por como lo insinuó. Muy mal rollito! La sensación fue parecida a cuando crees que tienes el móvil en el bolsillo y cuando tocas no está allí y tienes un mini ataque al corazón.


Otra historia, esta muy guay, no va a ser todo malo, viniendo de Port Aventura, iba yo sola en el tren y se subieron un grupo de jóvenes y al parecer eran aprendices de mago y uno quiso mostrarnos a mi y a la chica que tenía al lado, sus dotes y era todo un experto. Manejaba las cartas FLIPANTE, adivinó la carta que había pensado, cogí una de la baraja , nos dio a la chica y a mi otra, la pusimos bocabajo y cuando le dimos la vuelta era la que había cogido, hacía desaparecer una carta tirándola para arriba y chasqueando los dedos reaparecía, fue muy guay, por mucho que me fijase no era capaz de ver ningún truco y eso que sé bastante de truquillos y donde tengo que mirar ya que mi compi de habitación del año pasado era también aprendiz de mago y practicaba conmigo.

Esta no me pasó a mi, pero fui testigo de ello, el día 30 cogí el bus para ir a Madrid a pasar el fin de año y delante tenía una pareja sentada y al poco vino una mujer reclamándoles su sitio y es que la pareja había ido el día antes a las 23h a comprar los billetes para el día siguiente, el 30 a las 23.30h y les vendieron billetes para el 29, o sea que habían perdido los billetes y no podían viajar ese día a Madrid, además no tenían donde quedarse en Barcelona e iban cargados con las maletas. Todo por un error de la vendedora, al final creo que les consiguieron hueco en otro bus, ya que iban 3 esa noche para Madrid a esa hora.

La última historia es una historia corta pero intensa, es una historia de pseudoamor, estaba yo al final del bus, como de costumbre y creo que era fin de semana, lo bueno es que hay menos gente, lo malo, es que algunos dan más vuelta y tardan casi 1h. Pues allí al final del autobús, en el asiento de detrás del mío estaba él, el chico con el que la mayoría de chicas soñamos, el típico chico guapete, rebelde pero que al final es dulce, lo que vendría a ser “Hache” en “Tres Metros Sobre el Cielo”. Yo, que tonta no soy, llamé su atención haciendo sonar mi móvil con una frase de Berto que la tenía para los SMS (si, en aquella época no había whatsapp) y él lo escuchó y me preguntó y empezamos a hablar, me explicó su historia y FLIPAD, había estado en un centro de menores, por tema de familia desestructurada, había hecho pequeños hurtos para sobrevivir y no lo había pasado muy bien, el chico necesitaba cariño y que le cuidasen, eso nos ablanda el corazón a todas, me estuvo tirando la caña y quería que nos enrrollásemos pero a parte que ya llegaba a mi pueblo, yo antes era un poco más mojigata, lo que hicimos fue intercambiar los móviles, nos enviamos un par de SMS (es que sin whatsapp no es lo mismo) y yo desperté de la fantasía que me había montado, vi que no me convenía y lo deje estar.

Así a modo de “anécdota” cuando salgo de Barcelona o viene alguien de fuera siempre me dicen que camino muy rápido y es que la mayoría de Barceloneses vamos siempre con prisas por costumbre, vemos a la gente que corre de un lado a otro por que llegan tarde a trabajar o a estudiar y el resto aun que no tengamos prisa les imitamos. De hecho, cuando llegamos al metro y quedan 3 minutos para que venga empezamos a refunfuñar porque estamos acostumbrados a esperar menos de 2 minutos, ya no voy a hablar de cuando el metro empieza a tardar hasta 10minutos por la noche. Yo soy la primera que me quejo si tengo que esperar mucho rato el metro, a pesar de que mi bus pase cada 30 minutos.

Y hasta aquí mi despotricación de hoy, dame tu opinión, comparte y si tu también tienes alguna historia en el transporte público, ¡Explícamela!


Besitos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario